Hoy hemos asistido a las jornadas “Tourism and Social Justice”,  organizadas en Londres por la editorial y organización sin ánimo de lucro CABI y por la división for Urban, Environment and Leisure Studies, School of law and Social Sciences London South Bank University.

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Han sido unas jornadas muy enriquecedoras que han aportado un amplio conocimiento sobre el turismo justo, el cual beneficia todas las partes implicadas, desde el viajero hasta el local que lo recibe. Además, los proyectos e ideas presentadas sirven de inspiración tanto para los profesionales del sector como para los mismos “turistas”, una gran contribución para prepararse ante el cambio que el sector ya está experimentando.

El director ejecutivo de Tourism Concern, Mark Wattson, ha abierto el simposio definiendo justicia social como la distribución de riqueza, oportunidades y privilegios en una misma sociedad (la cual puede ser subdesarrollada o no). En el caso del turismo, expone, hay que ceñirse a los llamados “principios de turismo sostenible” para asegurar justicia, los cuáles son: no llevarse nada del sitio al que se viaja, no explotarlo y dejar algo a cambio en el ámbito social, económico y medioambiental.

Johanness Novy, profesor de la University of Cardiff y autor del libro “Protest and resistance in the tourist city”, ha presentado algunos de los casos de estudio de su libro que muestran el turismo como problemática. Particularmente, se ha centrado en los casos de Berlín y Barcelona en los cuáles la masificación y saturación turística no beneficia a las ciudades. El profesor atribuye la responsabilidad de la planificación turística al estado, dejándolo de ver como un sujeto independiente, e indica la necesidad de una regulación en el sector.

Dr. Fabian Frenzel, profesor de la University of Leicester y autor del libro “Slumming it”, nos ha hablado de la justicia social como un concepto íntegro al turismo, con directa responsabilidad de los turistas o aquellos llamados viajeros. El profesor expone la necesidad de crear estructuras de solidaridad y activismo en los espacios, tales como las infraestructuras creadas en Río de Janeiro que permiten a los turistas visitar las favelas. De este modo, se ha conseguido que estas sean reconocidas por el gobierno y, un dato curioso, que aparezcan en Google Maps.

Arne Witt, el coordinador de “Invasive species” en CABI, en África, nos cuenta la problemática que el turismo tradicional ha causado en otros países en los que se ha querido transformar colonias para así asimilarlas con el mundo occidental. En África, 254 especias de plantas son foráneas y algunas de ellas invasivas y dañinas al ecosistema, afectando así a la flora, a la fauna, a los habitantes e indirectamente al turismo. Witt nos anima a tomar consciencia de los efectos terceros de las prácticas del sector.

Kevin Curran, el vicepresidente de “London Hotel Workers’ branch of Unite the Union” alerta sobre la necesidad de justicia social dentro del sector turístico y hace referencia a datos conmovedores que indican las situaciones precarias en los trabajos de hostelería en Londres. Este indica que un buen trato del personal mejoraría todo el sector.

Finalmente, Rebeca Hawkins, fundadora de RHP (Responsible Hospitality Partnership), presenta el poder de las empresas relacionadas con el turismo para invertir y participar en el cambio progresivo del sector, pero alerta la necesidad de cuantificar los beneficios para animar al cambio.

En conclusión, las jornadas han terminado con una mirada positiva al futuro, con la idea de que estamos en un sector que está cambiando desde dentro y los viajeros son cada vez más conscientes de los beneficios de viajar éticamente. El año del turismo sostenible para el desarrollo arrancó con FITUR y su tendencia del turismo eco y sigue con pequeños simposios como el presente que abren diálogos sobre nuevas y efectivas formas de viajar, que fomentan el intercambio y los beneficios del buen turismo.